▪ Pueblos del agua ▪

Adá oyé ndén, mujer guarda memoria chaná

En el día de ayer, Evangelina Jaime, descendiente del pueblo chaná, realizó una recorrido guiado en las nuevas salas de Antropología del Museo de Ciencias Naturales y Antropológicas «Prof. Antonio Serrano» en la localidad de Paraná. En el encuentro compartió sus saberes sobre la cultura chaná haciendo especial hincapié en el rol que tenían las mujeres dentro del pueblo originario.

La actividad se enmarcó en la conmemoración del Día del Respeto a la Diversidad Cultural. En ese sentido, Evangelina se refirío al sentido de la fecha: «Es fundamental estos espacios de reflexión, mañana no es un día de festejo, es un día de recuerdo y reivindicación«.

Cultura chaná

Eternidad

Durante el encuentro guiado, Evangelina detalló sobre la cosmovisión chaná en relación al alma y el espíritu. Cuando un miembro de la comunidad fallecía, su alma abandonaba el cuerpo hacia el caserío de las estrellas, en donde cada estrella era un familiar que lo esperaba. Por otro lado, el espíritu podía acompañar o no a esa alma. El espíritu residía en la cabeza de cada chaná y podían volver a atormentarlos, siendo nombrados con el término «oti» a estos chanás afectados por varios espíritus. Asimísmo, evitaban crear figuras humanas para que no vuelvan los espíritus de esas personas y habiten en esas dichas figuras.

Fig. 1.- Figura cerámica que representa la cabeza de un loro elaborada por el pueblo chaná.

Cacerías y conflictos

Se destacaron por ser buenos corredores, acompañados de perros silenciosos al igual que ellos. El silencio era su gran distinción y en ese sentido, tampoco narraban sus matanzas. Los chanás tenían prohibido andar y hablar de noche. Los guardias solo deambulaban para proteger a la comunidad de ataques de otros adversarios. Cuando eran atacados por otras comunidades que querían sus mujeres, niños y niñas serviciales, ellos se defendían. Los hombres atacaban a los hombres de la comunidad adversaria, pero no así a las mujeres, ya que no lo tenían permitido. Es así que las mujeres, también participaban de las batallas que se realizaban y eran ellas quienes si podían atacar a mujeres y niños.

No toda comunidad era un enemigo. Los Mbe – gua, otra etnia cercana a los chaná, los protegía en dichos conflictos, y su nombre significa Sombra pegada. 

Fig. 2.- Evangelina Jaime, descendiente del pueblo chaná compartiendo sus saberes vinculados a su identidad originaria.

Mujeres guarda memoria

Evangelina destacó que antiguamente las comunidades chanás fueron guiadas por un sistema matriarcal, pero luego, esta manera de organización se perdió por algún evento desconocido. Las mujeres no podían ser lastimadas y tenían sus propios rituales y además, ellas empezaron a ayudar a los hombres en la guerra, y en cierto sentido, les ayudaba a canalizar sus sentires ya que tenían prohibido expresarme con risas o llantos.

Territorios de agua

Unidos con las aguas del paisaje fluvial, las mujeres concebían a sus hijos e hijas en las aguas de los ríos y arroyos del territorio. Las aguas, consideradas la sangre de la madre Tierra, eran el líquido sagrado que recibía las nuevas vidas de cada chaná. En relación al agua de lluvia, consideraban que cuando no llovía algo  extraño estaba sucediendo y que dicho fenómeno estaba vinculado a malas acciones que estaban haciendo mal.

Símbolo de un pueblo

La bandera elaborada por Blas Jaime junto a su hija, se convirtió en símbolo de la Cultura chaná, con la emblemática cabeza de loro y 3 líneas de fondo, que representan el nacimiento, la vida y la muerte de cada chaná.

Reflexiones de nuestros tiempos

Al finalizar el recorrido, Evangelina compartió sus sentires en relación a la conmemoración del Día del Respeto a la Diversidad Cultural.

«Fueron miles de mujeres y hombres que lucharon y que trataron de ser felices, y hoy en los lugares que nos toca a cada uno de nosotros, tratamos de difundir, desde el corazón» Comentó.

«Nuestros ancestros saben que estamos en épocas de cambios. Voy a ser feliz cuando mis hermanos indígenas de todo el país, de esta tierra estén bien. Necesitan que sean reconocidos, no estamos en una época para aguantar ese desprecio. Vamos a alzar la voz y decir que estuvimos primero y que seguimos existiendo» Concluyó.

 

Fuente: Programa Provincial de Cultura del Agua.

Entre Ríos Museo Antonio Serrano Ecourbano Cuidadores